2015 0828 | Es comĂşn que despuĂ©s de ver a un niño muy pequeño utilizar dispositivos electrĂłnicos como smarthphones, o tablets, sus padres orgullosos exclamen que los niños de ahora “ya traen integrado el chip” lo que los hace más diestros desde temprana edad en el uso de estos aparatos.
En realidad esto es falso -es lamentable desilusionar a los nuevos y orgullosos padres-
pero sus hijos nacieron con las mismas habilidades que ellos y sus abuelos. No tienen pre-grabada ninguna informaciĂłn extra, tampoco adquirieron la destreza tecnolĂłgica en la lactancia ni mucho menos tienen una habilidad digital innata.
Los niños pequeños adquieren la destreza y habilidad tecnolĂłgica a temprana edad por la naturaleza propia de los dispositivos y la tecnologĂa actual. No es una habilidad de los niños, es una ventaja de la tecnologĂa.
Con la llegada de la tecnologĂa táctil en los dispositivos electrĂłnicos y con la creciente oferta de sistemas operativos con funcionamiento predictivo y más sencillo cada vez, los procesos de comprensiĂłn y asimilaciĂłn de funciones representan un reto muy sencillo para el cerebro humano.
Los niños a temprana edad tienen concentrada toda su atenciĂłn en todo lo que tocan, en todo lo que ven y en como sus acciones inciden en su entorno inmediato, que son precisamente los ingredientes necesarios para comprender el funcionamiento de la mayorĂa de dispositivos actuales.
La tecnologĂa actual brinda a los niños 2 elementos didácticos muy especĂficos. Primero, la posibilidad de obtener respuestas inmediatas y de muy fácil comprensiĂłn tras simples movimientos (tocar y recibir una respuesta, arrastrar y mover) la segunda es la capacidad de experimentar reiteradamente, pues las pantallas, las tablets y las aplicaciones permiten, de forma segura, que quien las ejecuta mediante acierto-error comprenda su funcionamiento.
Un botĂłn es más fácil de comprender que una palanca, un movimiento es más fácil que comprender una perilla, con esta lĂłgica los dispositivos actuales permiten incidir en las destrezas del usuario quien es fácilmente “entrenado” por estos dispositivos.
Actualmente además existe una variedad inmensa de aplicaciones y juegos didácticos construidos especĂficamente para estimular la inteligencia, destrezas y habilidades a temprana edad, que aunadas a la rápida capacidad de absorciĂłn de conocimientos que tenemos de pequeños pueden derivar en un dominio veloz de la tecnologĂa.
Sin embargo uno de los riesgos más importantes del uso didáctico de la tecnologĂa actual es el uso excesivo y la sobre-valoraciĂłn pues la tecnologĂa es vista como Ăşnica fuente de aprendizaje y diversiĂłn, dejando de lado otro tipo de actividades y creando desde temprana edad consumidores dependientes del gadget del momento.
Los dispositivos inteligentes se parecen cada dĂa más a juguetes de bebĂ©s, por ello es más fácil su asimilaciĂłn, el problema ahora radica en enseñar a nuestros hijos a no depender de ellos.
Si bien es cierto que la teorĂa evolutiva nos ha enseñado que hay habilidades que se heredan y modifican en generaciones por la influencia de factores sociales y ambientales, la realidad es que menos de una dĂ©cada de sorprendentes avances tecnolĂłgicos no hay muchas posibilidades de un cambio genĂ©tico,